¿Nunca te estremeciste con el tacto de otra piel?
¿No deseaste jamás a la mujer de tu prójimo ni al prójimo de tu marido?
¿Jamás perdiste la sensatez y el sentido?
Entonces, para ti, no escribo.
Escribo para quien se muere por besar unos labios que aunque los sabe prohibidos, una fuerza interior, le puede y termina por besarlos.
Escribo para quienes aun sabiendo que tendría consecuencias adversas, perdió la cabeza y amó… amó, sin reparos.
Escribo para quien despertó su cuerpo, con el cuerpo de otra piel que no era la consagrada.
Escribo para quien dio besos furtivos, con la necesidad de gritarlos, dando gritos mudos al oído de nadie.
Porque solo ellos me entenderán.
Escribo a ese amor que sin saber si lo es, le entregas todo tu ser.
A ese amor que no tiene cadenas, solo las que tu le pongas.
Escribo a los infieles, a los malos de la sociedad.
A los que no conocen el valor de la fidelidad, ¿o si? Pero prefieren ignorarla.
Escribo a la verdad y a la mentira, al dolor y a la alegría.
Escribo y evoco al cariño que les tienen a quienes deberían amar, y el amor que profesan a quienes deberían querer.
Solicito perdón por andar al revés, de lo que se espera de mí.
12 de enero del 2008
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